Deshidratación

La deshidratación en los niños es un tema de gran importancia, ya que los pequeños son más susceptibles a perder líquidos y electrolitos debido a su tamaño y metabolismo acelerado. La deshidratación ocurre cuando el cuerpo pierde más agua de la que ingiere, lo que puede conducir a una serie de problemas de salud. Es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a los signos y síntomas de la deshidratación en los niños, así como a las medidas preventivas para mantener a los pequeños hidratados adecuadamente.


La deshidratación puede ser causada por diversas razones. Entre las más comunes se encuentran la diarrea, los vómitos, la fiebre, el calor extremo y la falta de ingesta adecuada de líquidos. En los niños, especialmente en los lactantes y los más pequeños, la deshidratación puede ocurrir rápidamente y tener consecuencias graves. Es importante conocer los signos de deshidratación para poder actuar a tiempo.


Uno de los signos más evidentes es la sed intensa. Si el niño está pidiendo agua con frecuencia o se queja de tener sed, es importante proporcionarle líquidos de inmediato. Otros signos incluyen la sequedad en la boca y los labios agrietados, la disminución de la producción de orina, la falta de lágrimas al llorar, la piel seca y fría, la somnolencia y la irritabilidad.


Cuando se sospecha de deshidratación en un niño, es importante tomar medidas para rehidratarlo lo antes posible. La primera y más simple medida es ofrecerle líquidos, preferentemente agua o soluciones de rehidratación oral, que contienen una combinación adecuada de agua, sales y azúcares para reponer los líquidos y electrolitos perdidos. En casos más graves de deshidratación, es posible que se requiera atención médica y la administración de líquidos intravenosos.


La mejor manera de evitar la deshidratación en los niños es asegurarse de que estén hidratados adecuadamente en todo momento. Algunas recomendaciones incluyen: